Como hemos llegado aquí por Brett Schmoll

Como el padre del hijo

nacido en el campo

del panadero forastero

en un garaje prestado

de Txefi, policía de Bilbao

pintado en blanco y negro

como la bandera del vecino

que vive al lado de la autopista

y colecciona los mini botellas

de licor de los aviones

que caen del medio de transporte

de Chicharito, un atleta marca

cuando su tío el catedrático

se cayó por redes malos

sociales y de su coche

olvidado en el ministerio

de chanclas de una moza

con vello en la pezuña

y la cara como membrillo

pero ¡vale madres! conduciendo

aunque su primo toca el trombón

como pinche Juan de Café Tacuba

que tocaron por el rabo verde

quien persiguió la mala copa

cuando entró en el bar de viudas

ex-mujeres de Panteón Rococó

y siempre nos recuerdan

que “La gente pobre no tiene lugar”

aunque la Biblia si nos dice

que Cristo no viene

para la gente sana

sino para los enfermos

y para arreglar mi coche

para llevarme a donar sangre

en el bar de la colonia

en la esquina de los chilangos

y por fin me entero de algo

que no capto ni por un segundo

como hemos llegado aquí.

A historian by trade, B. Jordan Schmoll originates from the boiling foothills of Bakersfield. A fellow of the South Coast Writing Project (SCWriP), Schmoll’s writing has appeared in a variety of publications, from the literary journals OrpheusMojave Heart, and Rabid Oak to the Journal of Appalachian Studiesand the Journal of Spanish Cultural Studies. He teaches in San Luis Obispo and calls Santa Margarita, CA home.

3 poems by Jaime Urco

farewell to my arms

by Jaime Urco (translated by Toshiya Kamei)

 

someday that old tune that dragged me through bodies streets will be lost my eyes will leave their orbits my loves will be grass that will grow in the grave friends will come with bottles with the memory of a patio where the sun among trees was the promise of youth

one day I will not open the door free of desire I will slip between sheets the pain will not go down with me only this sparse organism that saw clovers crocuses in the womb of the woman who left

dying is not strange

I sing the tune a woman left me in a night of love

she does not remember

 

farewell to my arms

 

algún día esa vieja tonada que me arrastró por cuerpos calles se perderá mis ojos dejarán sus órbitas mis amores serán pasto que crecerá en la tumba los amigos vendrán con botellas con el recuerdo de un patio donde el sol entre árboles fue la promesa de la juventud

un día no abriré la puerta libre del deseo me escurriré entre sábanas el dolor no bajará conmigo sólo este parco organismo que vio tréboles azafranes en el vientre de la que se fue

morir no es raro

canto la tonada que una mujer me dejó en una noche de amor

ella no se acuerda

 

globalized world (pretentious bolero)

by Jaime Urco (translated by Toshiya Kamei)

I look down at my feet and see them in Uruguayan shoes my stockings Nikes made in Singapore I keep looking at myself and notice my legs that incessantly wear out through avenues markets covered by Bulgarian pants

my chest

my shaggy

chest

wears which flag a Brazilian shirt I bought between caipirinhas cocktails and a beautiful woman who said goodbye my god and I didn’t even know it

My brain is invested with ideas ways of seeing that come from ancient Greece the serene Renaissance and the frantic and beautiful nineteenth century without forgetting my magical sixties

I say all this combination makes me a global man with clever words lost in his subject in the globalized landscapes when he sees that in his hands

don’t hold the gods

the promised land

or your precious

Latin American hand

 

mundo globalizado (bolero pretencioso)

miro mis pies y los veo cubiertos por zapatos uruguayos mis medias unas nike hechas en singapur sigo mirándome y llego a mis piernas que se gastan incesantemente por avenidas mercados provistas de unos pantalones búlgaros

mi pecho

mi intonso

pecho

lleva cual bandera una camisa brasileña que compré entre caipirinhas y una bella mujer que me decía adiós mi dios y yo ni enterado

mi cerebro está investido por ideas modos de ver que vienen de la vieja grecia del sereno renacimiento y del frenético y bello s. xix sin olvidar mi mágica década de los 60

digo todo este conjunto hace de mí el hombre global con inteligentes palabras perdido en su materia en los paisajes mundializados cuando ve que entre sus manos

no están los dioses

la tierra prometida

ni tu mano

preciosa latinoamericana

 

night, bars

where are you?

by Jaime Urco (translated by Toshiya Kamei)

no peace exists

only the lethargy of sidereal masses the hours thrown into a glass my name floating in the evening drizzle limpid oceans and her fast, steady walk in the blind November afternoon

 

la noche los bares

dónde anda usted?

la paz no existe

sólo la lentitud de la masas siderales las horas arrojadas a un vaso mi nombre flotando en la garúa de la tarde límpidos océanos y el caminar de ella rápido y seguro en la tarde ciega de noviembre

 

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Born in 1952 in Jauja, Peru, Jaime Urco currently lives in Lima, where he is an Associate Professor at the Universidad de Lima. He received his MFA in Creative Writing from the University of Texas at El Paso in 2005. He is the author of the poetry collections Silbando una canción feliz(1985), Retrato en blanco y negro (1986), and Poca luz en el bar y otros poemas (1995). Translations of his poetry have recently appeared in Deluge and Neologism Poetry Journal.

Nacido en 1952 en Jauja, Perú, Jaime Urco vive actualmente en Lima, donde es profesor asociado en la Universidad de Lima. Recibió su Maestría en Escritura Creativa de la Universidad de Texas en El Paso en 2005. Es autor de las colecciones de poesía Silbando una canción feliz (1985), Retrato en blanco y negro (1986) y Poca luz en el bar y Otros poemas (1995). Las traducciones de su poesía han aparecido recientemente en Deluge y Neologism Poetry Journal.

3 poemas por Tomás Sánchez Hidalgo

El tiempo antes del balón que llegará a ser 

Ahora sé que lo que me dicen que afirmó Ginsberg en su última visita a mi ciudad es cierto: la literatura y Alemania están estancadas. Moriré en una tarde de verano. Veo a nuestra selección de fútbol, La Roja, dejando fluir el tiempo en una eliminatoria directa en la Copa del Mundo y sin viento a favor, estoy rodeado de cabezas con cerveza, cabezas gesticulando, y con respiración y eso, también, y que regresan, en el largo y en el corto plazo: con ellas retomo el contacto a intervalos irregulares (pero soy incapaz de parametrizar éstos: ¿deplorable?), refiero en algún momento cómo fue regado el cadáver de Mussolini: ¿la logopedia de la mujer es la del amor?, quizá: el idioma como juguete. Una bici roja se refleja en una de las cristaleras del bar: ha llegado Marco Polo a la batalla de Lepanto. y una caja (ultraplana y) tonta y otra caja (ultraplana y) tonta y otra caja (ultraplana y) tonta: todos observando el mismo escenario, aquí, en la planta de arriba, y lo mismo abajo: en total un mínimo de seis evidentes excesos de respiro: seis artefactos. Entra el señor comisario: ¡esto es una maravilla! Derrota final. El olivo del fondo del bar no tiene dramas. El señor comisario se dirige a mí sin salir de plano y entonces refiere <<Pero mira, son miserables>>. Todos los demás parecen haberse resignado con el resultado del deporte, como en un espejo negro: nadie nos explicó cómo las cosas son y explotan y ¿son? y desaparecen. Nadie ha escrito la historia de la lluvia*. Este momento ya se está empezando a derretir.

* Carlos Edmundo de Ory dixit.

Dispuestos

Dispuestos a tomar juntos un café en el campus(los abuelos de Cindy; aquellos felices años 20).Dispuestos a un viaje indecoroso por el desierto de Nevada.Dispuestos al intelecto, al foxtrot y a los vendedores de calambres.Dispuestos a los alunizajes del Imperio.Sangre. Una corona de espinas: tantos años después: de vuelta a España, es un rodaje, ya en tiempos del otoño del Patriarca.Dispuestos, también, a cruzar océanos: atletas estadounidenses en las ruinas del templo. Dispuestos a las fiestas de disfraces.Dispuestos al bricolaje, al catolicismo, a las bombas de azúcar.Dispuestos a las boleras, a los naipes, a los patucos.Dispuestos a cambiarse de sombrero y al Monte Rushmore. Estos momentos deben de ser para regalárselos a los extremistas: para regalárselos a los reaccionarios.Dispuestos a hallar el color más antiguo del mundo.Dispuestos a saltar en cama elástica, a cambiar pañales, al sueño americano.Dispuestos a ir al psicólogo en un <<No compro>>.Dispuestos a piñatas, al mayor espectáculo del mundo, a Truco o Trato.Una plaza de toros. Dos sonrisas de Cheshire, frente a la cámara, blandiendo aceros sobre las cabezas de unas republicanas, luego las republicanas sin pendientes sin cabeza: Badajoz: el abuelo de Cindy fue corresponsal en el 36. Las paredes del salón están llenas de fotos, de parpadeos en el tiempo de la gente: en conjunto, acaso, no expliquen ni formen nada: apenas, quizá, un mosaico inconexo.

 Entrevista

– ¿Sabes pilotar un desierto?- Puedo intentarlo -respondió, en prime time, la estrella del rock, dispuesta, no necesariamente por ese orden, a caminar sobre el Atlántico, y a denunciar en público la homosexualidad latente entre los jugadores de ajedrez (<<Tocar las piezas del adversario, en el avance además hacia su rendición, es como tocar su falo>>, llegará a afirmar), sentir orgullo de su propia ambición desmedida, autorecetarse amoxicilina, o lucir un relieve orgulloso de vapor y libido, podría incluso, al parecer, reclamar, al respecto de su banda, que <<Hemos patentado el mar>>, o <<Hemos patentado el sur>> a bordo de un campanario flotante más largo que una pesadilla kafkiana, esto lo observan mujeres y hombres convertidos en pájaros rojos que atraviesan una nube igualmente roja mientras él recuerda que Bob Marley creció jugando en los campos y calles de Jamaica, los opiáceos y los estudios de grabación vinieron después, y que el propio Marley dijo una vez en público: <<El fútbol es una habilidad completa en sí misma. Un universo entero en sí mismo. ¡Me encanta porque tienes que ser extremadamente hábil para jugarlo! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡El fútbol es libertad!>>, y esta misma estrella del rock decidió rebelarse contra la pierna que estaba encima de él y poner música a Los Grandes Hombres y sus respectivas biografías: y a las fiestas macabras de los dictadores. Los citados Grandes Hombres seguirían en un tedeum, al tiempo que el Monopolio Mundial del Agua planease volar triunfante, en sus alfombras ¿sobre Persia, o alrededores?, quizá, en la idea de derretir el rocío antes de su primer ataque, y las acciones de Lockheed Martin (y las de General Dynamics, y las de Raytheon, o Boeing, o Northrop Grumman) terminarían entrando en subida libre y se revalorizarían tanto que los value investors, padres y no padres, elucubrarían acerca del tamaño de la Creación, ajenos a los Salmos: ¡es pura ciencia!: Dios representa la voz de una tormenta; y Los Grandes Hombres entonces dirían <<No era una plataforma para perder el tiempo>>.

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Tomás Sánchez Hidalgo, Economista y MBA por el Instituto de Empresa. Máster en Escritura Creativa por el Hotel Kafka. Certificate in Arts Administration por la New York University. Ha publicado en revistas literarias de EEUU, Brasil, Canadá, México, Argentina, Colombia, Chile, Venezuela, Nicaragua, Alemania, Gran Bretaña, Francia, España, Irlanda, Portugal, Rumanía, Turquía, Nigeria, Sudáfrica, Zambia, Botswana, Zimbabwe, India, Singapur y Australia. Finalista del certamen de novela del Festival Eñe. Ganador del certamen de microrrelato Criaturas feroces, de la Editorial Destino.

Adagio de amor por Douglas Aguilar

Adagio de Amor

Los allegros, vivaces, los rondo, las marchas a compás partidos
de dinámicas contrastantes, de un pianissimo
a un forte brillante, sostenuto y maestoso,
en tonos vigorosos, “Re Major, Sol Major”,
con cuerdas, metales, vientos maderas, redobles,
timbales, xilófonos. Los tempos arrebatados de un Paganini,
las armonías disonantes de Mahler, el impresionismo de Ravel
de mi época juvenil, ha llegado a su final.
Se han cerrado esas pacas, se han cansado en el atril.

Hoy, a mis años te propongo;  Un adaggio in crescendo,
un solo de saxo,
un aire de Bach en violonchelo,
una sonata para violín y piano,
El Aranjuez en guitarra,
una canción sin rodillas
un piano me consuela
un negrito cuñu, cuñu,
¡Un Bruccia la terra!
un minueto,
un solo de viola,…
“Sonatina en La menor”.

Un te quiero con ternura,
un amarte dulcemente,
sin prisa,
piano,
molto piano,
pianissimo,…
pianissimo.

 

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Douglas Antonio Aguilar Jarquin, nacido en Rivas Nicaragua. Edad: 42 años. Estudió viola en el conservatorio de música de Managua, teatro en la Escuela Nacional de Teatro en Managua y en la escuela de teatro Justo Rufino Gray. Es autor y declamador.

 

3 poemas por Javier Martínez Martínez

I.

2 años

Un agudo vibrar en el marco de la noche,
y tus pequeños ojos que notan el temblor y lloran,
y el sudor en tu piel de ébano
por la fiebre.

Una carrera corta, una larga espera,
en la ciudad que duerme y calla
al filo de la noche, exhausta.

No dirás quizá mamá – no llegarás a decirlo-,
pero tu voz traspasará la sangre y la arena.

II.

11 años

Los ansiados ojos verdes que siembran
mi mente de grana y algas,
y mi corazón, pequeño y falto
de descanso,
de esperanza.

No tengo casa en avenidas,
de plata y blanca piedra,
al pie de la civilización del color
de la piel y la raza.

Yo que soy afortunado
tengo el sol abrasador
del desierto
y la luna imperfecta
al alcance.

III.

25 años

Cansada, tus ojos recorren las notas
marcadas con tinta roja sobre mi rostro.

Hoy cambias de primavera,
pero en la casa,
los sonidos del silencio y duelo
marcan el compás del tiempo.
Y yo permanezco a tu lado,
anhelando con volver a oír el ruido
de tus sonrisas
sobre mi piel.

La ciudad muda de apariencia
al color de las artificiales luces,
mientras los olores de la noche
me devuelven al pasado.

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Javier Martínez Martínez nació en 1992 en Madrid, España, aunque ha vivido los tres últimos años de su vida entre Bélgica y Francia, residiendo actualmente en París. Compagina su trabajo de ingeniero aeroespacial en una startup de propulsión eléctrica de satélites con sus estudios de historia y su pasión por escribir, que a veces se ve recompensada con algún premio literario, como el 2º premio en un concurso de la revista literaria Zenda por un relato breve titulado ” A través del cristal de tu cuerpo”. Le gustan especialmente los viajes y las tertulias literarias, y perder unas cuantas horas recorriendo las estanterías de alguna librería de segunda mano en París.

5 poemas por Daniel Downs

Inconcluso

Muchacho: “No tan rápido”,
le decía Don Erasmo,
a aquel jóven soñador,
que salió sordo y rápido,
en busca de su sueño liberador
de migajas, de cunetas sucias,
de aquel barrio miserable,
de su ego herido,
y salió rápido y desnudo.

Y salió aquel jóven soñador,
buscaba lo que no sabía,
pero al menos sospechaba,
buscaba lo que no tenía,
pero al menos intentaba.

Y durmió de pueblo en pueblo,
de monte en monte,
a veces sin saber donde, ni para donde.
Su sueño: Cruzar al otro lado.
Y durmió en las noches más frías,
sin cobija, sin tabaco,
acurrucado entre las piedras,
que acunaron aquellos sueños,
de amor lejano.

Cansado de sus pasos, anduvo varios días,
y hubo un Dios que lo miraba,
y estoy seguro que lloraba,
y su madre que rezaba,
mientras echaba las tortillas.

Es solo la vida de un paisano,
que representa un continente entero,
las desgracias de un hermano,
que salió rápido y desnudo,
en busca de una mejor vida,
viviendo el día a día,
sin saber si habrá un mañana,
pero con la fé encendida.

En aquel pueblito desolado,
donde se asomaban casitas de barro,
le cogió la noche una vez más,
y con lágrimas de sal,
sobre su rostro sucio,
esa noche lloró,
recordando la niñez de su suerte,
en aquella escuela estatal,
donde no terminó la primaria,
por tener que trabajar,
y entre memorias sin poder descansar,
el sol avisaba que había que empezar,
otro día más en el planeta desigualdad.

Lejos de su casa, y ya sin saber como regresar,
las humillaciones de la sociedad aquella,
que decidió abandonar,
le empujaron a seguir,
y cada gota de sudor le dolía el pecho,
y el desprecio de la clase alta,
le taladraba las espaldas,
y si tal su condición, fuese un pecado original,
le tocó luchar siendo de la clase marginal,
de un país pobre, pero además,
empobrecido por su propia ideología,
y que ironía,
cruzar la frontera de tu propia casa;
el mundo.

Y así anduvo, y comió de la basura,
-cuando encontraba-
¿Y para qué?
¿Y qué le esperaba?
Cansado de tropezar sobre las calles grises,
con su ropa sucia, y un desagradable aliento,
leyó en una página de periódico prestado:
“Indocumentados en aislamiento”,
y cada vez, se sentía menos, y buscaba más.

¿Y para qué?
Del otro lado le esperaba, lavar un maldito baño público,
porque no era chele, era un ‘asqueroso’ latino,
que no habla inglés, y no escribe bien el español,
blanco fácil de la explotación del patrón.

¿Y para qué?
Para ser asesinado por los malditos perros aquellos,
y era más perro su dueño,
y era más perro su dueño.

Y el universo fué testigo de la inclemencia del destino,
el suelo petrífico cada suspiro del camino,
pero el estaba solo y buscaba en que creer,
y cada noche oscura, como semáforo ocupó,
las estrellas más brillantes,
porque nunca tuvo carro,
pero se supo mantener, adherido a su miseria,
solo con las raíces de sus pies,
que caminaban hacía la luz de la tierra prometida.

En aquel camino pedregoso, lleno de polvo
y condiciones inhumanas,
con las lombrices revoloteando en su estómago,
devorado por el hambre y ahogándose de sed,
sus ojitos se incendiaron con el fuego del sol,
y con los labios reventados, botando los pellejos,
en un murmullo al viento exclamó:
“Madrecita, viejita santa, lo intenté por los dos”
Y su fuego, poco a poco dejo de arder,
sin saber, que estaba a solo algunos metros,
de cruzar la línea divisoria, esa maldita línea divisoria,
entre el hambre y el pan.

Daniel Downs.
Septiembre 12, 2018.

En cualquier ciudad

Un chavalo mocoso del cauce
Sollozaba en la corriente de aguas negras
A su hermanito le rugían las tripas
Y su mama con este era el tercer día
Que dijo que ya volvía y aún no aparecía.
Ella dijo: “Hijos voy a atender unos clientes”
Los niños esperan inocentes
Y con la masa entre los dientes
Comían desechos que bota la gente.

La mama no volvió jamás,
El cliente la violo y no quiso pagar
Al poner resistencia la mujer
Cobrando los pesos para poder comer
A vergazos fue masacrada por aquella bestia
Que camina libre por las calles de Matagalpa
¡POLICÍA! Que brutal ineficiencia.

Al pasar los días los hermanos buscan
Con desesperación a la vieja sucia
“La gente” con rabia los juzgan
Por caminar descalzos y en angustia
Que falta de astucia la de mi pueblo
Que asco su orgullo y su estúpido ego.

Los niños crecen, ya son adolescentes
Jamás pisaron la escuela
Y en su corazón cada mirada hiriente
El amor a la mierda les vuela
Que pena, ¡El ministerio nunca les busco tutela!

Ocho años mas tarde:
El menor roba en los buses departamentales
Aún la rabia y el odio le arden
Se enoja con Dios por razones accidentales.
El mayor lleva siete meses guardado
Mató a un callejero por un trago de guaro,
Dejó huérfanas a dos chiquitas,
Dios quiera la historia no se repita…
Aaay Nicaragua, Nicaragüita.

D. Downs.
Masaya.
Febrero 18, 2017.

Τάρταρος

“Según la mitología griega, Τάρταρος (en español castellano “Tártaro”) era un abismo inmenso donde iban todos los que merecían morir. Este poema profundiza las analogías de una muerte espesa”.

Quiero amanecer muerto mañana,
sin ritos ni ceremonias de duelo,
que las moscas me carcoman con saña
y me entierren en la pocilga de los sueños.

Al salir el sol, no quiero volver a verlo,
que se escurran las lágrimas
y disequen los cuerpo,
miembros de una falsa colectividad.

Mañana quiero dormir en el tártaro siniestro,
que toquen flauta,
que me lo merezco,
no quiero agudos gritos hipócritas.

Mañana estaría muerto y en los sueños dulces
algunos me verán volver,
no volvería a verlos.

Aquí yacía mi cuerpo vivo e inerte,
el cosmos y el reptilectric;
Radamantis, me dijo:
<El castigo se adecua al crimen>
No volví a ver la luz jamás.

Ya visioné esto antes,
con hombres de negros trajes,
el entierro se verificaba de noche,
algunas consciencias no soportaban el reproche.

Fue entonces cuando derramé una lágrima,
fría, como muerta.

Aquí yacía mi cadáver que respiraba,
las veintisiete pastillas vencieron en febrero,
sigilo,
silencio;
mañana quiero amanecer muerto.

D. Downs.
julio 13, 2017.

Pero no

Ojalá no te hubiera dicho mi nombre nunca,
ni vos haberme estrechado la mano aquella vez,
pero como vuelvo al pasado que no quiero volver?
Donde el tiempo ya no es tuyo, ni mío,
y sí, ojalá no te hubiera conocido.

Ojalá no te hubiera conocido nunca,
no debí haberte visto reír con ganas,
tan distinta a tu sonrisa sin ganas, fingida,
y que ganas de volver a través del tiempo,
para no haberte dicho todo lo que te dije.

Cambiaría las noches de café, libre de tabaco,
Y las ganas de encontrarnos siempre,
-que las sigo teniendo igual-
cambiaría cada eje tuyo,
por no tener que traicionarme, en las noches,
donde también vos te traicionás.

Fué un error del destino coincidir en esa noche,
en el mismo espacio, por la misma muerte,
cambiaría todas tus locuras y caprichos; tus labios gruesos,
para invocar la teoría del caos y cambiarnos de futuro,
y no tener que aprender a no necesitarte,
porque no habría necesidad de aprenderlo.

Jamás pensé que no fue bonito, pero si lograras entender,
te lo agradecería, aunque todavía ni yo me entiendo,
quizá por eso, lo que fue después tampoco lo entendí,
cambiaría al caracol, por no cargar la cicatriz.

Pero no se puede ya, te conocí de antes,
sin conocerme primero.

Daniel Downs.
septiembre 4, 2018.

Frenesí

Y te miré desnuda,
contemplé cada eje de tu cuerpo,
bebí tus lunares y pesares,
dimos paso al ritual aquel,
nos convertimos en euforia e histeria.
Cuando nos invadió el silencio,
supimos que era momento,
y escribimos sobre las pieles,
los placeres del que solo fue testigo el universo,
la nomenclatura de tus sudores y mis pasiones,
hizo de nosotros, nuestra propia mitología,
en la épica sinfonía de los susurros que dijiste;
¿Te acordás?

Daniel Downs S.
junio 11, 2018.

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Daniel Downs Santamaría, de 20 años, nació en una tal Managua, contaminada por la rabia y ahogada de amor. Tiene una pasión empedernida al arte en general y una intrínseca vinculación con la poesía.

4 poemas por Jerry Alonso

Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras

Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras
Y aun así, te quedaras velándome los labios, las entrañas y los
muertos.
Que mi carne te fuera inútil en la tarde
Pero pusieras la mesa: una vela roja a la mitad, a la mitad de la noche, con la mitad de todos los deseos.

Quizá lo bello de vos fue que no me quisieras,
pero insistieras siete veces siete en abrirme la puerta. Las siete
veces siete que toque.

Y te gustara dejarme en agonía el cuerpo
Y que pareciera de escarcha el sol en una gota de agua
Y convirtieras las piedras en mariposas y en palabras
Y me las echaras encima
E inventaras una excusa para no movernos del fuego

Y que en la oscuridad soplaras tus dedos,
y crecieras una tormenta, afuera en la montaña
Y cerraras las puertas de madera
y los ojos
Y rezaras no cortarte los dedos
Y tatuaras en espejos rotos no quererme nunca.
Y entonces,
me hicieras el amor, mientras afuera caía una tormenta.

Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras y te aparecieras
con un vestido verde olivo pegado al cuerpo,
mientras afuera caía una tormenta. Y compraras cerveza para los
malditos y nadaras en el estanque, en donde los peces nos mordían
los lunares y nos enseñaban los dientes,
y los versos flotaran con las ramas secas sobre el estanque.

Quizás lo bello de vos fue que no me quisieras nunca,
y te volvieras opera mientras escribo
Lo bello de vos fue que no me quisieras nunca,
nunca,
nunca,
nunca.

Adagio en Sol Menor

Tiempo: 0:00

Tu cuerpo.
El mío.
Mueren.

Cuanto diera por desvanecer
de sus entrañas tanto moribundo.

Volvernos neblina.
Salir.
Sin que me veas
           /juntarnos
Tu cuerpo.
El mío.
La nada.

Yo en esta isla.
Y vos, vos al otro lado.
Envejeciendo.

Sin que pueda hacer nada.
Entonces corro.
Corro con mi perra Luna, que a veces vuela
Y me ha enseñado a volar.
Entonces vuelo.

Quisiera planear.
Sin morir.
Quisiera planear.

Tiempo: 0:32

Entonces me arranco los dedos.
De uno en uno.
Y desaparezco.
Pero sigo sin vos.
Entonces me ahorco.
Sin dedos y con el cuello roto
te busco en el suelo,
y no te encuentro,
y la muerte me resulta inútil
inservible,
abominable,
y absurda.

¿Y qué me queda entonces?
La nada.

¿Qué ruego?
¿Qué plegaria?
Nadie muere dos veces.
Ni vive el infinito.

Tu cuerpo.
El mío.
La vida muerte.

No me dejen salir
del segundo 0:32
en adelante.

Tu cuerpo.
El mío.
Tu cuerpo.

Tu carne envenenada.
Sin mi cuerpo.
El aliento suspendido
y maldito.

Tiempo: 4:09

La hora séptima.
De mis quejidos.
Me veo morir.
En el suelo.
Sin vos.
Ahora
para
siempre.

Me entregó a vos Buenos Aires

Me entrego a vos Buenos Aires
como quien se entrega a una amante:
Con el cuerpo
y dos velas encendidas
Con el corazón en un barquito de papel,
Con el goce de las palabras
Con estas mesas de candelas y vino.

​Con esta música de cantina
Con los amores
Con las causas perdidas:
me entrego a vos Buenos Aires.

Con estas risas con alas.
Con la furtividad de los vampiros,
me entrego a vos

Me sienta bien
pedir una copa más Buenos Aires
entre estos boleros
Me sienta bien
hacer recuento de mis males,
en el mismo rincón oscuro
donde me besaban
y hacía el amor

Entre los humores de estas calles
me he acostumbrado a hablarte de “vos” Buenos Aires
“Yo no sé qué me han hecho tus ojos”.

Entonces ¿Era un jueguito de marinero?

 Ayer te dije que no creía en el destino. Esas cosas que se atraviesan en la boca, y ya, estando ahí, salen volando, y echan a perder las flores, el jardín, y al jardinero.

El viento, como hacia quince años nos daba frío, a vos en el corredor mientras jugabas, y a mí, llegando del colegio como a esta hora.

Ayer crucé mis piernas en el Morazán, las cruce y deseé un cigarro mientras te esperaba. Leí en mi teléfono viejos registros del Rio Misisipi, mientras te imaginaba de trecientas formas distintas.

Pensé: ¿qué pasaría si no llegas? ¿Para dónde me iría? Entonces empezó a llover y me sentí mejor. La gente echó a correr, y claro fue preguntarme ¿Por qué putas corren? Tampoco era tan copiosa la lluvia, apenas llegó a mojarme los labios, unos minutos de azúcar antes, de que lo hicieras vos.

El Morazán, cerca de las cinco de esa tarde, mientras te imaginaba de trescientas formas posibles, se convertía en un portal con puños de roció sobre la hierba.

Un café amargo, un pudin de maicena, y un concierto con la macorina de fondo seguro no era el itinerario que soñaste. Los osos perezosos por la caída de la tarde no estaban. Sin embargo, levantaste los pies sobre la silla, por el dinosaurio negro y peludo, que cruzo aquel piso de madera y que te hizo sospechar, seguro del lugar.

Los ebrios tenían bolsitas de suero colgando en los autobuses. También “tubos improvisados” me dijiste.

Decenas de flechas como a Apolo me fueron clavadas mientras “claroscuro” tocaba. ¿Por qué tan serio? Me preguntaste. Y yo ¿que podía decir? El corazón se me inflaba y ya, para entonces, no estaba ahí, me llevaba donde se juntan todos los corazones que flotan. Pensé por un momento petrificarte, ya sabes, como a Dafne, pero qué sentido tiene venerar un laurel, por más hermoso que sea.

Hoy me voy al sur. No podre subir las gradas de piedra, tampoco ver el reloj de sol cuando haces yoga. Mon Laferte me sabe a vos, ahora solo a vos.

Me encantaba como esas dos palabras explotaban en su boca como juegos artificiales.

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Jerry Alonso es sociólogo y Magister en Derechos Humanos, nacido en Costa Rica, vive en la zona sur – sur del país, ha publicado en la Revista Literaria Centroamericana. Tiene dos libros “En la gaveta de los pijamas voy a guardar tus ojos” y “Haykus del Sur” aún sin publicar. De su primera obra que extraen estos registros. Una muestra de su obra puede ser vista en esta dirección: https://sociologiavisual.wixsite.com/poesiamaldita

3 poemas por Amelia Modrak

Luna

¿Quién puede sustraerse al encanto de la luna?
¿Quién puede odiar a las perlas del mar?
Una perla de mar
Es la luna en mis sueños.
Es el rostro de seda,
La bujía de la noche,
Es la dama de nácar serena.
Las matas nocturnas que ríen
Se bañan en claro de luna
Y yo espero a mi dulce amante
Bordeando la locura.
Encenderé velas de olor
Y lo traeré a mi ventana,
Y, besándolo entre mis brazos,
Lo bañaré con la luz de la luna.
El espliego, oculto en mi almohada,
Me invitaba a un dulce sueño.
Mas ahora éste ríe
Bañándome en claro de luna.

Ayudémonos a ser felices

La Felicidad,
Ese trabajo comunitario,
Es como un libro olvidado.
Sus páginas amarillean al sol
Y las revuelve un viento helado.
La lluvia ha disuelto su tinta,
Sus caracteres son ahora
Un ininteligible epitafio.
El óbito de la felicidad
Me resulta muy extraño,
Nunca pensé que pudiera surgir
De una abstención al trabajo.

No soy una extraña

No me excluyas hermano,
Ni tú, vecino viandante,
No me excluyas compañero,
Ni tú, amigo de la infancia….
Yo no soy una extraña,
En La Tierra hemos nacido,
Hijos de un mismo planeta somos,
En él todos hemos vivido.
Cuando retorne el Big Bang,
Cuando impacte un meteorito,
¿Qué es lo que vas a hacer?
¿Me verás como a un desconocido,
O me tenderás la mano?
Fraternidad Universal sería lo más apropiado,
Mas es muy posible, sí,
Que acabásemos muriendo
Cada uno por su lado.

Amelia Modrak (2009)

 

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Amelia Modrak (Las Palmas de Gran Canaria, 1973) ha publicado el poemario Notas (Ediciones Vitruvio, 2010), un cuento (Ciento veinticinco lentejas) en la revista Fábula (2016), y doce poemas (Reloj, Irlanda, Precioso Pelícano, Nórdicos, La gota, Ojos, En mi interior, Hermana yo, Yo rezo, Albatros, Quisiera ser y Demonios) en las revistas Alhucema, La Tundra, Zoque, Caminos Convergentes, Guatiní, Sueños de Papel, Prisma a la Vista e Infame (2016-2017). También ha publicado capítulos de novela en las revistas Letralia, Tierra de Letras (Sol de Invierno y Pharmacius) y Sueños de Papel (Maravillosa Amelia y El día en que el cielo desapareció).

3 poemas por Yannis Livadás “2001-2003”

Traducción por  Mario Domínguez Parra

Abattoir

Alguna vez agarras mis ojos
como fruta salvaje de los árboles
que para nosotros fructificaron en pistas umbrías;
enciendo este pitillo
y aspiro bastante del humo de la poesía.
Nadie me espera
excepto el lápiz nomás.

La rutina es una forma de santidad
pero no para todos.

Capra Black

Por odas enterrados
Usurpados –
Con frecuencia los veo barrer
Las avenidas que yo solía avizorar
Dentro de aquellos ojos –
Pero ahora debo callar de nuevo
Y quizás se confirme el error de aquel
Oráculo que hablaba de algo que mostraba
La televisión –
Árboles que hablaron mientras dormían
Con el sueño de la curiosidad de sus voces.
Lejos de ciudades que conocí
De inexpresables canteras
Sobre las que la luna tallaba la forma de un
Buda;
El silencio
Dicen (¡!)
Se aparece cual equilibrista
Y desde abajo enormes troncos
De los árboles de la Muerte florecen
En cada movimiento.

Bebo por tanto de tu vaso
Como el muerto de tu alma.

La sonrisa del cráneo muerto

Los poemas del mundo
Necesitan espacio
Para mis palabras.

Solo oro merecen
Los troqueles de los mendigos.

Por muchas lágrimas que derrames
No se te caerán los ojos.

En el poema la locura de los órganos me conduce
El relámpago de la respiración que hace lastre.
Y el estremecimiento.

Primer rostro el vacío.

No nací mucho todavía.

 

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Yannis Livadás (Grecia, 1969) es un poeta, ensayista y traductor griego. En la actualidad reside en París. Ha viajado durante años por diversos países, realizando toda clase de trabajos para subsistir. En los últimos años ha llevado a cabo detalladas investigaciones (ensayos y traducciones) sobre poesía estadounidense. Está, además, muy conectado con la tradición del jazz/avant-garde. Parte de su obra poética se basa en improvisaciones. Nunca concluyó su servicio militar en Grecia. Se opuso a su escolarización regular y a hacer estudios universitarios, debido a su individualismo y a su anarquismo. Desde 2008, tanto en su obra poética como en su crítica literaria, promueve la creación artística que, por su indeterminación en el significado y su innovación estructural, mayores de lo habitual, denomina anti-permutación orgánica. Poemas y ensayos de su autoría han sido traducidos a nueve idiomas.

 

3 poemas por Misael Dormes

A José Leonel Rugama

Los héroes jamás dijeron
que morirían por la patria,
solamente murieron.
-Leonel Rugama


J
azz cósmico ordenado con sinfonía.
Ostentas la voz del muchacho limpia botas y del carretonero.
Seguís caminando con nosotras y nosotros en los nuevos tiempos.
Eres el que es, y expresa lo que es.
Las sirenas del mundo guardaron silencio al escuchar tu canto.
El yang que llama y el ying socialista que responde.
Otredad y alteridad.
Nobleza indiscutible acompañan tus letras.
Escuela de cultura autodidacta e inspiración de inclusión.
La llama nainuena; sueño que se hizo real sin perder misterio.
Recién bañas nuestra tierra, pues los años del neoliberalismo han querido silenciarte.
Urge el conocimiento contemporáneo por tu letra.
Gozo de la tierra prometida.
Amanecer sin tentación.
Matapalos fue tu comunidad que te engendró, y te dio a Nicaragua.
Augurios no te faltan.

MUJER o PROSTITUTA

Las llaman “prostitutas” los que las prostituyen,
Las llaman “mujeres de la calle” los que las echan de sus casas,
Las llaman “mujeres de la vida alegre” los que ponen su alegría en
pisotearlas.
Las llaman “pecadoras” los “limpios” fariseos hipócritas.
Las llaman “mujeres fáciles” quienes les gusta colonizarlas.
Las llaman “mujeres masoquistas” quienes les gusta violentarlas.
Las llaman “damas” quienes les gusta jinetearlas siendo caballeros.
Las llama MUJER, quien respeta su autonomía de conciencia.
Las llama MUJER, quien respeta su libertad.
Las llama MUJER Jesús, Él que no las condena.
Y vos, ¿cómo las llamás?

Ruptura y continuidad con el soneto clássico

He querido alabar tu candor,
supe de enigmas y avatares
no necesitas por tu fulgor,
como infinitos siderales.

Las personas que te han habitado,
por esa inefable opulencia,
pocas veces te han cuidado,
precisa el advenimiento de otra independencia.

-Con Alí Baba; no pasaron los cuarenta ladrones.- (Si no los 61,
45 somocistas y 16 neoliberales)
El indígena antiguo siendo esclavo te adoró,
por ignorancia, o epistemología, por lo que sea.

Aunque la vieja raza ultrajante, te ignoró,
ha sido el AMOR que para ti se desea,
vivas libre, porque cada heroína y héroe jamás se lucró.

Misael Dormes.jpgMisael Dormes (conocido como veritas esplendor) de un barrio que lleva el nombre de ¡Héroes y mártires de Pancasán! Soy pro en ser héroe sin fusil. De convicción, que solo puede estar con otros aquel que está satisfecho en estar a solas consigo mismo.